domingo, 23 de febrero de 2014

LA INVITADA: SUSANA MARÍA RICO BARRERA. POETA


Susana María Rico Barrera nace en la ciudad de Medellín en el año 1992.
Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.
Participó en el Taller de Poesía del Gimnasio Moderno, hizo parte del "Recital de Navidad-Nuevas poetas Colombianas saludan a Orietta Lozano" en el año 2012.
Hace parte de la antología Garaje 69. Poesía Erótica Iberoamericana 2010, editada en México.
Actualmente estudia Filología en Rusia.


http://susanamaryoceano.blogspot.com/

                                  POEMAS DE SUSANA MARÍA RICO BARRERA

Espejo

Hallé la carta
cuando el calendario marcó
mi primer mes ausente de casa.

Entre líneas se dibuja el rostro de mi madre
ocupando espacios donde no caben silencios
y lágrimas viajeras entre suspiros
para acompañar nuestras nostalgias.

Al leerla
sé que soy la misma,
nuestro reflejo son las palabras.

De La Misteriosa Poesía
Taller de Poesía del Gimnasio Moderno
2012

En el encierro,
en el destierro
la luz atraviesa las barreras
hasta llegar a mi,
mujer de sombras infinitas
mujer frágil y exhausta.

En el encierro,
en el destierro
la oscuridad tiembla con la respiración
mujer sin voz
mujer que grita.

En el encierro,
en el destierro
no hay esperanza en el tiempo
mujer condenada
mujer solitaria.

En el encierro,
en el destierro
no hay diferencia entre cuerpo y muros
mujer tiniebla
mujer nada.

Y entonces,
amanece.
Y entonces,
estoy viva
Y me siento aquí
a jugar con el viento.

Luz

Dentro de mi lámpara,
mariposas nocturnas abrieron sus alas por última vez
también una libélula joven, una mosca.
Diría que actuaron por instinto
para encontrar torpemente la luz de mi ventana
en el último piso de un edificio viejo.
Las mariposas ciegas, revolotearon sobre mí,
golpearon sus cuerpos contra la pared,
se aquietaron y regresaron a la lámpara.
La libélula entró de madrugada
y simplemente se quedó sobre la luz.
La mosca halló un espacio roto
quedó atrapada y murió después de un largo zumbido
¿O suspiro?
Aquellas mariposas perecieron igual,
quemando sus escamosas alas con el bombillo de neón.

¿Y ese es el efecto de la luz transmutadora?
¿La luz al final del túnel?
¿La luz al nacer? ¿Al morir?

Parece ser una trampa.
La luz siempre indica muerte, fin.
Todo día nuevo es el fin del anterior.
Todo nacimiento es el comienzo de un ciclo
toda muerte es el fin de ese ciclo.

¿Habrán nacido otra vez esos insectos?

Dentro de una habitación estoy yo bajo una lámpara,
el reflejo ene l espejo me enseña nuevas marcas
la mirada cansada de todos los días,
el cabello revuelto sobre los hombros.
Frente a mí aparecen todas las que he sido,
las que dejé atrás sin darme cuenta.

La luz siempre indica muerte, fin.
La luz me muestra que he cambiado.
Hoy, soy otra.
Mañana, tal vez no sea yo.

Esto, repitiéndose continuamente
hasta que un día, torpe y ciega,
quede atrapada dentro de la luz.

Susana María Rico Barrera
Bogotá



sábado, 22 de febrero de 2014

EL INVITADO: JOHN ALEJANDRO BENITO. POETA


John Alejandro Benito, Bogotá, 1983.
Es Ingeniero en telemática de la Universidad Distrital de Bogotá Francisco José de Caldas.
Sus poemas y otros escritos se han dado a conocer a través de las redes sociales.
Hizo parte de la promoción 2012 de poetas del Taller de Poesía del Gimnasio Moderno de la ciudad de Bogotá.
Actualmente prepara su primer libro de poesía.

http://el-ultimo-argonauta.blogspot.com/
http://informe-de-persistencia.blogspot.com/search/label/bogota

                                          POEMAS DE JOHN ALEJANDRO BENITO

Lo perdido

Hay un ahogo de crujido en todo lo que no nos llevamos
en lo que deja de contenernos para siempre
sin que apenas podamos abarcar
la magnitud de lo perdido,
el espacio que deja de ocupar
y nada más lo llena
por más empeño en el silencio, en los pasos,
en darle amaneceres enteros a otros cielos.

Lo perdido no vuelve, pero sigue allí
en el mismo lugar donde dejamos que partiera
       (aún cuando no hubiera movimiento alguno)
quizá sin saber aún del abandono
con el mismo gesto desprevenido
de otros tiempos
con la misma distancia
con que se mira el infinito.

Ya no importa, dicen,
en la mar colman los peces
pero la mar es un lugar extraño
bajo el extravío
pero alguien más terminará encontrando
nuestro rastro
y al final no seremos más
que la suma de todo
lo que soltamos de las manos.

Agua

Cesó de llover
y las gotas rezagadas apuran un hilo en el tejado.
Yo escucho el diálogo ancestral con la piedra
mientras trasiegan los signos del mundo en la ventana.
Algo parecen decirme sus pausas,
en nada cercanas al tosco huir de las palabras.
Y sin embargo me asalta la leve impresión
de entender el breve mensaje al romperse
las últimas gotas al borde del alba:
su inacabado sonido, aun en el hondo silencio,
su siempre tener a dónde ir,
su eterno retorno a la calma,
su discreto existir en el todo.
Ese misterio que no se revela con pinzas
y tampoco se alcanza en un ruego.

Pescador

Con lentitud arroja el hilo imperceptible
sobre esa otra orilla
-mar de aire en que pisamos el abismo-
y espera,
con paciencia de semilla en invierno
a ese algo flotando en la distancia,
fugaz, esquivo, inaplazable...,
acercándose desde el fondo del silencio,
como si hubiera emergido de allí
solo para que fuera su testigo,
el breve anunciador de su existencia,
el eco de una voz perdida
                     en el torrente de los siglos.

Entonces, basta contener el aliento
y dejar que el puño tense la red,
para escribir
lo que traiga la marea.

De La Misteriosa Poesía
Taller de Poesía del Gimnasio Moderno
Bogotá, 2012


Acta de nacimiento II

Tiene derecho a guardar recuerdos
Todo lo que no diga será usado en su contra
Tiene derecho al beneficio de la duda
si no puede soportarlo,
la vida le proporcionará tardías respuestas
Se le acusa de nacimiento involuntario
Alegar demencia no será una excusa
Y declararse culpable solo hará más difícil su existencia.
Se le condena a trabajos forzados en horario de oficina
A vivir entre paredes
A cruzar todas las puertas con una sonrisa en el rostro
A buscar desde el principio lo que se merece,
así no lo merezca.
A dedicarle la otra mitad de su vida a una sola persona
A procurarse un lugar donde terminar sus días
sin ser un estorbo.


Fe de erratas

En mis ratos libres hago una de las cosas que más me gusta: ser yo mismo.
El resto del tiempo intento alcanzar un título académico, un premio literario, un salario, una primera fila, una canción en los dedos, una mujer a la distancia, un verso en el aire y un happy hour.

John Alejandro Benito
Bogotá

martes, 18 de febrero de 2014

EL INVITADO: CARLOS AGUASACO. POETA


Carlos Aguasaco, Bogotá, 1975. Reside en la ciudad de Nueva York.

Es Profesional en estudios literarios de la Universidad Nacional de Colombia, Doctor en lenguas hispanas y literatura (Stony Brook University), Master en literatura (The City College of New York CUNY), Profesor de Estudios Culturales Latinoamericanos y Español en el Departamento de Estudios Interdisciplinarios en The City College of the City University of New York.

Fundador y organizador del Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York.
Dirige la editorial Artepoética Press.

Es coeditor de 5 antologías:

Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York 2013
Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York 2012
Ensayos sin frontera  2005
Narraciones sin frontera: 27 cuentistas hispanoamericanos 2004
10 poetas latinoamericanos en USA 2003

Libros de poemas:

Conversando con el Ángel 2003
Nocturnos del caminante 2010
Antología de poetas hermafroditas 2014


http://www.artepoetica.com/

                                           POEMAS DE CARLOS AGUASACO

Del buen sentido

                                                                                     De una tela de Cesar Vallejo

Debo decirte madre,
Que existe un lugar en el mundo al que todos llaman Nueva York
Un lugar alto y lejano y aún más alto
Más alto que la iglesia en el cerro de Monserrate y sus palomas
sonámbulas
Más alto y lejano que el volcán en que pereció nuestra especie
y sus cenizas azules quemando nuestros rostros mestizos
Más lejano que yo mismo cuando fui a París a visitar a Vallejo
Más alto que Vallejo que ahora valleja a ras tierra
Alto y lejano como yo, visto desde abajo
Cuando salto desnudo a nadar en el Hudson
y encuentro inmigrantes tratando de alcanzar la costa
Sus cuerpos sin vida me llaman desde el fondo
y yo les hablo de ti, madre
de la mariposa que se fue de tu vientre
del día en que soñaste que yo era un enano
Madre, este lugar en el mundo al que todos llaman Nueva York
No es París, pero tiene una dama francesa que le sonríe a Europa
Al otro lado del teléfono, mi madre me desea primaveras
y aquí florecen las margaritas de plástico y sonríen las chicas con tetas
de goma
Madre, no me ajustes el cuello para que empiece a nevar, sino para que
cese de nevar
Déjame vagar por esta isla soberbia entre las luces del Show Business
Embriagame a solas con tu ausencia y comienza a vivir cansada de  mí.
ausente de mí, vacía de mí, sorda de mí, ciega de mí, muda de mí,
insomne de mí
Bajo esta muralla de sombras
yace un Titanic de granito y un niño que llora en los trenes subterráneos
La madre de otro hombre lo despierta y se acuesta en su cama
Nosotros madre, somos de otro tiempo
nuestra piel es cuero de tambor y jamás perderemos el acento.

Ventana

La ventana existe porque la observo, porque la creo,
porque en la oscuridad de los túneles del subway,
la ventana es un sarcasmo, prolongación de la oscuridad.
Ese gusano de plata, la ballena automática que se indigesta de hombres,
que se atraganta de lenguas, que se detiene a respirar,
que se convierte en rumiante, que traga, que mastica, que inhala,
que exhala, que no distingue entre razas, que pertenece al camino,
que parece haberse propuesto acabar con sus zapatos de hierro
y encontrar la luz en Queens al volver de Manhattan,
abre sus puertas y me deja entrar.
Una Babel acostada, rodante, peregrina, una Babel ambiciosa,
una torre que intenta alcanzar las entrañas del infierno,
me lleva en mi camino cada día hacia Harlem.
Renuncio  a releer el periódico, a mordisquear un Best Seller,
a engullirme de Hip-Hop, a concentrarme en mi horario,
y creo la ventana, la dejo aparecer en el techo, la dejo ser
redonda, rasgada, arabesca, la dejo ser una ventana.
Luego, como una rata en subway me interno, me extravío, me pierdo,
en busca de luz, de agua, de una alcantarilla en  Times Square
o de una oportunidad en Broadway.
La ventana existe porque la observo, porque la creo,
porque en la oscuridad de los túneles del subway,
la ventana es un sarcasmo, prolongación de la oscuridad.
El chiste magnífico que hace reír al idiota, al autista, al newyorkino,
al roedor que me habita desde que vine a esta isla.

Nueva York a ras de tierra

La saliva de un hombre se convierte en granizo
y cae desde los rascacielos directo hacia mi cabeza
¿Debo creer es una señal del cielo?
Quisiera escupir de vuelta y hacerle tragar su miseria.
Mis palabras son un viento frío que corta en las orejas
es mejor callarse y seguir el camino en busca de albergue.
Dormido en el autobús, sueño con una palabra convertida en flecha,
una pieza de hielo triangular capaz de cruzar el atlántico,
una paloma de viento frío, y de agua, que llegue hasta mi casa,
una imagen traslúcida que descienda sobre mi madre
y le deje saber que estoy vivo.

Carlos Aguasaco
Bogotá-Nueva York



domingo, 16 de febrero de 2014

OLIVER


                                                       MARY OLIVER
                                                    ESTADOS UNIDOS
                                                               1935 

Lluvia

Llovió toda la tarde, y luego
semejante poder cayó de las nubes
en un hilo amarillo,
autoritario como se supone que es Dios.
Cuando golpeó el árbol
el cuerpo de ella se abrió para siempre.

Los usos del dolor

(Este poema lo soñé cuando dormía)
Alguien a quien una vez amé
me regaló una caja llena de oscuridad,
me llevó años comprender
que esto, también, era un regalo.


La ciénaga 

Anoche, bajo la lluvia, algunos hombres treparon
el alambrado del centro de detención.
En la oscuridad se preguntaron si iban a lograrlo,
y supieron que lo tenían que intentar.
En la oscuridad treparon el alambre de púas,
puñado tras puñado.
En la oscuridad, también, capturaron a la mayoría
y los devolvieron adentro.
Pero unos pocos todavía están trepando, o vadeando
la ciénaga azul del otro lado.

¿Cómo se sentirá agarrar el alambre de púas
como si fuese un pedazo de pan o un par de zapatos?
¿Cómo se  sentirá agarrar el alambre de púas
como si fuese un plato y un tenedor,
o un manojo de flores?
¿Cómo se sentirá agarrar el alambre de púas
como si fuese el picaporte de una puerta, papeles de trabajo,
o una sábana limpia con la que quieres cubrirte el cuerpo?

A la orilla del mar

Ya escuché esta música antes
dijo el cuerpo.

Mary Oliver
Estados Unidos

EL INVITADO: ROBERTO ABAD JORDÁN. POETA


Roberto Abad Jordán, Perú, 1974.

Estudió Psicología en la Universidad Ricardo Palma, vive en la ciudad de Lima, es poeta y crítico.


                                         POEMAS DE ROBERTO ABAD JORDÁN

A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella,
hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia.


                                 El olvido es lo que pasó apenas hace un momento,
                                 ese llanto demencialmente virgen del mar cada día.

Atestiguo a media lumbre y barro
la noche que entreteje ciertos astros, ciertos significados,
el temblor de los maderos sobre las primeras aguas lilas
quebrados en las aguas circulares de las manos,
lo que una flauta contempla en el poniente insaciable
inclinada levemente sobre el grito puro de las cruces
labradas por una sucesión de milagros;
así nace la soledad,
separando las semillas definitivas como un cuerpo acariciado
se separa de la eternidad.


Aún eres el cántaro cerrado
resonando en los tambores abstractos del alba
partías los cálices y el barro desmayaba sobre la mesa cada día
bajo el olor a claustro y cera caliente del velo adormecías el sueño ritual,
eras la música extraña de las avenidas desiertas.
estremecimiento de dioses terribles, miel y absenta del cuenco ofrendado.
una palabra que yo le debía al mar.
aún estoy sentado sobre la misma piedra
mezclado al follaje puro y los cierzos
sea donde sea que me estés esperando
aparecerás en el verdadero silencio que mantiene despierta a las cosas
cerca de las habitaciones vacías donde las horas son más claras
aparecerás luna parva, oscuro equilibrio de luna
intacta en su elemento de arcilla y cicatriz
inclinada sobre los árboles fatigados
quebrando a nacer en los últimos reflejos de los jaspes
dulce madera tiernísima niña parecida a la existencia de una plegaria
extenuación de pájaros semilla quemada que creció hasta ser paloma o idea
allí donde vi los significados sobre los suelos antiguos del invierno
allí donde vi la perfección de la herida
los jardines donde todas tus leyes se cumplían.

Roberto Abad Jordán
Perú







martes, 11 de febrero de 2014

RIECHMANN


                                          JORGE RIECHMANN FERNÁNDEZ 
                                                                ESPAÑA
                                                                   1962

¿De qué estábamos hablando?
(Pese a su título, estas páginas
nada tienen que ver con un curso de defensa personal:
son acaso una conversación
desgarrada entre los dientes y el tiempo
y vuelta a comenzar. Cosa que ya sabías)

En realidad lo que quería decirte
lo tiene ya escrito Nicanor Parra:

"todo lo que se dice es poesía
todo lo que se escribe es prosa

todo lo que se mueve es poesía

lo que no cambia de lugar es prosa"

Lo más urgente, poesía con valor de uso.
Lo más nefasto, poesía sin valor para el cambio.



                                                                                     Para Michel
                                                                                    en su dolor y en su desconcierto


El tumor le deformaba el vientre
como una teta monstruosa.
Hoy ha reventado.
El hedor inunda toda la casa.

La perrita Asphodéle agoniza
con los ojos abiertos
al vacío de todas las preguntas.

Pronto la intravenosa de sombra
apagará el dolor sorprendente de ser.

El mundo está enfermo de soledad.

Los hay que mueren de silencio
de tragarse demasiadas palabras y del cólico fenomenal que sigue
y los hay que mueren por hablar demasiado
pues las paredes -al contrario que las tapias, que están sordas-oyen.

Los hay que mueren de cansancio
de todo lo que hay que cambiar para que nada cambie
y hay quien muere de aburrimiento
en esta feria universal donde continuamente ocurren cosas
y nunca pasa nada.

Hay quienes mueren de miedo
ante la mera sospecha de que podrían darse de bruces
con la verdad de sus actos
y hay a quienes les da tanto coraje
que alguien pudiera sospechar que hay una verdad tras sus actos
que sencillamente se mueren.

Los hay que no mueren nunca
porque ya están muertos.

Jorge Riechmann
España

lunes, 10 de febrero de 2014

BRECHT


                                                           BERTOLT BRECHT
                                                                  ALEMANIA
                                                                   1898-1956

La cuerda cortada

La cuerda cortada
puede volver a anudarse,
vuelve a aguantar, pero
está cortada.

Quizá volvamos a tropezar, pero allí
donde me abandonaste no
volverás a encontrarme.



Nuestras derrotas no demuestran nada

Cuando los que luchan
contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad
de los que están a salvo
es grande.

¿Por qué se quejan ustedes?,
les preguntan.
¿No han combatido la injusticia?
Ahora ella los derrotó.
No protesten.

El que lucha debe saber perder
el que busca pelea
se expone al peligro.

El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.
Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados
¿por qué tanta hostilidad?
¿acaso somos vuestros enemigos
los que somos enemigos de la injusticia?

Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.

Nuestras derrotas
lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.

Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.

La amada

Lo sé amada: ahora se me cae el pelo por mi vida salvaje,
y me tumbo en las piedras. Me veis beber el aguardiente más barato,
y camino desnudo al viento.

Pero hubo un tiempo, amada, en que fui puro.
Tuve una mujer que era más fuerte que yo,
como la hierba es más fuerte que el toro: se vuelve a erguir.

Ella vio que yo era malo, y me amo.
No preguntó a donde conducía el camino, que era su camino,
y quizás iba hacia abajo. Cuando me dio su cuerpo dijo:
esto es todo. Y fue mi cuerpo.

Ahora ya no está en ningún lado, desapareció como una nube
cuando ha llovido, la abandoné y cayó.
pues ése era su camino.

Pero de noche, a veces, cuando me veis beber, veo su cara,
pálida en el viento, fuerte y vuelta hacia mí,
y me inclino ante el  viento.

Bertolt Brecht
Alemania

domingo, 9 de febrero de 2014

LA INVITADA: MARIAN PIPITONE. POETA


Marían Pipitone nace en Cali, Colombia en el año 1977, actualmente reside en México.
Es Psicóloga, poeta y guionista.

Participó en la investigación para la antología Cinco siglos de poesía femenina en México (Biblioteca mexiquense del Bicentenario 2011).

Poemas suyos han sido publicados en revistas  como Este País, Opción ITAM y RanAzul y en diversos medios electrónicos.

Recientemente su guion para cortometraje animado: El dictado ganó la convocatoria para productores independientes del canal 22 de la Ciudad de México.

Actualmente escribe su segundo libro de poesía, traduce la obra de poetas italianas y ejerce su profesión de manera privada  en su consultorio.

Publicaciones:
Piedra al alba

http://lasletrasalcaldero.blogspot.mx/
http://estepais.com/site/?tag=maria-pipitone


                                           POEMAS DE MARIAN PIPITONE

Casa

Mi casa escucha
oculta su desnudez
con las flores que derrama el cielo.

Las puertas del mundo dan a mi casa
que conquista destellos
cada vez que respiran
sus paredes de viento.

Ven las escaleras
con gradas en los pies
la raíz de mi guarida
hilván de vasto terreno.

Mi lecho tibio cobija cantos
si el sol se tiende en él.

El cielo de mi casa ve
con ojos de noche
las moradas nebulosas
                       timbres del Universo.

En el génesis de la palabra

La hoja en blanco es tempestad
luego corre libre el silencio
entre las letras.

La fría mañana sin contraseña
trae los signos de la voz en sus alas
Lejos de su guarida la sílaba vuela
hacia el mediodía del canto.

¡La estrofa al descampado!
Un soplo de luz aleja las carencias
La tarde se aquieta como pluma
suspendida en el papel.



La poesía se prepara con amor humano
sobre el paño extendido del espíritu
donde se deja reposar la esencia del ensueño...

De Piedra al alba

Algunas criaturas nunca cambiaron

como el cocodrilo
750 millones de años
garantía de supervivencia
o la devolución de su código genético

entre los más fuertes está la almeja
que no se amedrentó ante el crustáceo
imaginó a tiempo la concha
que preservó el descaro
de su prehistórico sabor

helecho y tiburón
bioelementos encadenados
desde un sueño inmemorial
una y otra vez hasta en las piedras

¿De qué depende la vida?
Al parecer se necesitan varias habilidades
si se es persona
una de ellas debe ser la de contar historias.

Marian Pipitone
México







sábado, 8 de febrero de 2014

LA INVITADA: MARÍA JOSÉ RUBIERA. POETA


María José Rubiera, Oviedo, Asturias.

Publicaciones:

Los antroponíricos  (Novela) 2001

El stigma de Urd (Novela)
El viaje
La informática
La sala de los espejos
El sexto jinete (relatos)
Bardo (poemario)


http://lucernulas.blogspot.com/

                                POEMAS DE MARÍA JOSÉ RUBIERA

El violinista

Llegó a mis oídos,
al crepúsculo,
cuando el velo de las sombras comenzaba
a cubrir de gris el rubí vespertino.

Una voz,
un gemido,
el lamento desgarrado de un violín entristecido,
una melodía expresada en forma de suspiro.

El músico,
el violinista,
me hirió con el metal de su mirada,
hablándome sin hablar... Diciéndome sin decir palabra:

"Soy vagabundo,
un paria,
tengo por techo el fulgor de las estrellas,
y las arenas del mar por almohada.

Soy libre
como el viento,
jamás habré de rendirle cuentas a un dueño,
jamás pisotearán mis sentimientos.

Y tú mujer,
¿qué eres?
¡Si, tú, que te apiadas de mi condición de errabundo!
¡Tú, que tienes el alma encarcelada!

Soneto al poeta

Deja poeta que el pensamiento fluya
que la idea se plasme sobre el papel
troca la pluma por ágil pincel
para pintar la rima, y hacerla tuya.

Si la inspiración se te resistiere
si, caprichosa darte ayuda rehúsa
no dudes en invocar la Musa
¡en conquistarla, si menester fuere!

Y si a tu invocación no respondiera,
ni un segundo vaciles, ve en su busca
hallarla no representa quimera:

Vive en el latir de la primavera
habita en el cirro que al sol ofusca
mora en el alama de aquel que la quiera.

Maria José Rubiera
España






viernes, 7 de febrero de 2014

EL INVITADO: CUERVO SÁNCHEZ AZUETA. POETA


Cesar Sánchez Azueta (El Cuervo), México.
Es un joven escritor que a través de las redes sociales comparte y desarrolla su poesía.



http://siempredijenunca.wordpress.com/

                                     POEMAS DE CUERVO SÁNCHEZ AZUETA

Los fantasmas

La ciudad está llena de fantasmas,
de demonios anfibios
que surgen de los charcos.
Se esconden bajo los adoquines
violando a los insectos
por los ojos.
Seres enamorados de heridas
punzantes,
que viajan en las alas de las palomas,
y como lunas inmóviles se desgajan.
Caen como balas en los pantanos
y despiertan del fango
como momias
inmortales del recuerdo.

Y así andan por las calles
gimiendo preguntas
y escupiéndote a la cara
azules cicatrices.

Mi fantasma anda por ahí
paseando en las aceras
con un vestido blanco
y detalles en rojo,
una larga cabellera purpura
y unos hermosos labios de terciopelo.
Es un hermoso ejemplar
de hembra blanca,
de piernas fuertes,
de cabello azabache ondulado.
Llena de piel sonriente.
Nada más parecido a un mosaico
de hojas otoñales.
Ojos que al reír
lubrican el viento
como la luna que
rocía con su polvo
la noche.
Ese es mi fantasma.

Se sienta en los cafés,
pide un capuchino
y al cruzar las piernas
me clava su mirada
como dos cuchillos inexcusables.
La veo en los cines,
las librerías, la tapa de un Cd,
las rimas de Apollinaire,
la ruidosa cumbia del taxista,
los monumentos, las formas
orgánicas de las nubes,
las rodillas del cerro del muerto.

Mi fantasma es una flor
con pétalos de clavos
de tendencia cubista
de tal manera, que por donde la veas,
te lastima.

El poeta tampoco soy yo

Hay un poeta que me está
doblando las rodillas.
Su boca es del material
de las espinas,
entra por mis poros
y besa con su lengua
mis entrañas
luego,
un brusco diástole le entrega
mi corazón en sus manos
y él lo amamanta
con sus pechos de seda.
En ese instante
mi mente no lubrica
una suma, ni una resta.
Soy tan tonto
que me alburean
los grillos
con su canto,
mi alma no está en tierra
sino buscando
en la garganta de los dioses
inertes
sus piedras filosofales.

Sombras IV

Siempre me pregunté de que tono de negro es la oscuridad de los ciegos
y si comprenderán la palabra sombra.
Si Sombra, ese gato negro que imita hasta los gestos,
¿de qué raza será el gato de los ciegos?
¿Por qué se les oculta tanto?
O tal vez no hacen más que verlo.
Si, esa es la respuesta más lógica.

Los ciegos guardan algunas respuestas que ignoramos,
sus bastones son paralelos a las líneas de los horizontes,
quizá porque el horizonte es su casa, tal vez contaron hasta el infinito y de regreso
y su consenso les impide divulgar las respuestas.

Condenados al ingrato futuro de dormir bajo las sábanas de la noche,
de dibujar bajo una sola capa  el negro de las cavernas detrás de los parpados.

Cuervo Sánchez Azueta
México

jueves, 6 de febrero de 2014

EL INVITADO: GODOFREDO OSCÓS. ESCRITOR


Godofredo Oscós, México, 1973.
Arquitecto, pintor y poeta.
Su trabajo artístico lo ha venido promocionando a través de las redes sociales.
Actualmente trabaja en un libro de poesía inédito con ilustraciones hechas por él mismo y que tentativamente lleva el nombre de Derrame Conceptual.


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                                          ESCRITOS DE GODOFREDO OSCÓS

Quisiera convencerlos, que Dios no existe.

                        Pero hoy
                           lo vi
                       sufriendo.

De Hoja suelta de diario

Para poder volver, hay que partir un día.

Noches hay, tan distintas, aún cuando las estrellas sean las mismas de ayer. Decisiones acertadas o errores
se gestan después del silencio, las paredes observan y los muebles parecen escucharte, inocentemente, se pretenden entonces: Pactos-Destino, como si al inconsecuente destino le fascinase pactar en las esquinas, Pactos-Amor, como si al amor le encantase pactar con reglas inalterables, Pactos-Éxito como si el éxito pactara sin ironías, se pretenden Pactos-Futuro como si al futuro le interesaran pactos provenientes del interminable presente, Pactos-Pasado como si al pasado le produjesen éxtasis los pactos de un tiempo lineal sin puntos de regreso, se pretenden también Pactos con Uno Mismo, y éste... entre tantos y tantos pactos imaginados se revela como el único posible, pues, si hay alguien realmente capaz de defraudarnos o superar expectativas somos nosotros mismos, y nadie más.

Son las 12:17, media noche, hace frío, el viento embiste, dicen por ahí que Diciembre tiene la costumbre de retornar cada Navidad, pero yo no les creo mucho.
Yo estoy pactando, pactando, pactando:
Estoy fabricándome una huida, me daré la oportunidad de pactar conmigo mismo, asumiendo consecuencias, quiero equivocarme, defraudarme a mi mismo, quizás sorprenderme a mi mismo, me he equivocado tantas veces lo reconozco, que ya no busco la certeza, más bien deseo hallar más dudas, realmente me sorprende releer las hojas de éste diario, y descubrir cuan lleno de dudas estoy, debería ya dejar de escribirlo, para que cuando lo abra para leerlo no encuentre ninguna, ya no encuentre más dudas, sin embargo reconozco que necesariamente seguiré pasando de cuando en cuando por sus páginas como un lector compulsivo para curiosear... si he escrito algo.

De Hoja suelta de diario

Godofredo Oscós
México.

miércoles, 5 de febrero de 2014

SPERONI


                                                     ROBERTO THEMIS SPERONI
                                                                ARGENTINA
                                                                  1922-1967

Soneto a la paloma que maté de niño

Todavía conservo entre las manos
el pequeño temblor de tu agonía,
y tu cuerpo de luz, donde cabía
la forma de los aires provincianos.

Herido ante un aliento de manzanos
cayó tu corazón, y el mediodía
se quebró en tu garganta y en la mía
con dolores opuestos y lejanos.

Dejé tu muerte azul bajo el ciruelo.
El verano cruzaba por el cielo
jinete en un delgado escalofrío.

La infancia se me fue con el asombro:
por eso, cuando en pájaros te nombro,
tu corazón regresa con el mío.




Veo a los buhoneros

Veo a los buhoneros,
a los dulces acróbatas del hambre,
a los viajantes de la necesidad,
veo a la gente empujando cadáveres,
creyendo que el aceite es mejor que la tizana,
que la duda es muy útil para el hombre;
los veo echarse tierra en las encías,
masticar cualquier cosa; los observo,
los oigo discutir, dar palmetazos,
ser felices con sólo tres lentejas,
con una cama, con un nombramiento,
condecorados a pesar de todo,
hechos a una molicie activa y sucia;
dispuestos a discursos,
a diagramas,
a cambiarse la cara por un hueso,
por el espaldarazo de un imbécil.

No sé que hacer con mi melancolía;
ya no sé de que hablar. Estoy cansado.
Sólo en un rostro vi fuegos extraños.
Pero estaba en un sueño de la infancia.

Es natural que Dios se comunique

Es natural que Dios se comunique
con mi melancolía;  que comparta
mi pan, mi techo aciago y que me ofrende
de vez en cuando un búho, una botella,
una hoja de menta, un libro viejo
escrito sobre un vidrio de colores.

Es natural que llegue sin anuncio,
definido y abierto como un árbol,
y que se instale cerca de la leña
desatada en crujidos ardorosos
sin dirigirme nunca la palabra,
alto y ritual, hermoso como un sable.

Suele irritarme su actitud,
la espera brillante de sus ojos,
la implacable actividad oculta de sus manos
quemadas por dos vírgulas de hierro.
Yo soy un hombre y Él lo sabe.
Tengo arrebatos de hombre, no de insecto,
ni dulzura animal para mis actos
manejados por turbia inteligencia.

Arrojo el vino.
Tiro de la mesa
los mendrugos, las moscas, los papeles;
tenso mis antebrazos,
crispo el nervio más hondo,
y con rudeza lo fustigo,
lo invito a que se mida con mi angustia
crecida en los confines de su obra.
No responde. Se ubica
acomodando su codo en la madera,
y sin testigos,
pulseamos al igual que dos labriegos
en honesta y tristísima disputa.

Roberto Themis Speroni
Argentina





martes, 4 de febrero de 2014

GARCÍA MAFFLA


                                                      JAIME GARCÍA MAFFLA 
                                                                COLOMBIA
                                                                      1944

Pasos

Esta vez vino breve
sonido de una caja de música
acaso porque huyera
haciendo un alto en cada puerta
Cada uno miraba en torno a sí
o al patio
y algo adentro escapaba de las manos.

Otoño

A la mesa sentados a la tarde
quietos abuelos dóciles como el trigo
al oro de la sombra contemplan
sueños trozos de objetos
en el patio desierto la aurora
de la estirpe
breve tiempo
caer sobre los muros con alas apagadas.



La poesía

No haces ya los versos,
no los haces.
Tal vez la poesía
sea sólo una forma de señal
de los atardeceres de tu alma.
Más no compones,
ni dices ni callas.
Tal vez por compañía
has de tenerla,
o por consolación
que es vana estadía la  tuya en las palabras,
como tu paso,
si es que dejas huella.
Acaso un recuerdo, o un amor, o un adiós,
pues ya no sabes
en cuál lugar de ti estás ahora.

Barcos

Detenidos los barcos...
los marineros
pintan sus nombres en la proa,
nombres de sitios o mujeres,
tejen las velas rotas.
Hay voces y en el fondo del agua
están los residuos del viaje.
El sol cae benévolo
pues todavía es la maña,
otro día de espera
aunque ya no en la rada...
Como las olas, las horas
han hecho un alto,
como los hombres y el deseo.
Los barcos detenidos
ahora navegan por el tiempo
que acaricia sus quillas
con ese amor alado de las ondas extrañas.

Jaime García Maffla
Colombia

domingo, 2 de febrero de 2014

BERENGUER


                                                  AMANDA BERENGUER
                                                            URUGUAY
                                                            1921-2010

Lo otro

Cuando temblando estoy por acabarme
bien, boca abajo, dándome de dientes,
entonces siento por la dura vía
la carroza propicia, su motor
palpitante y puntual, trayendo pruebas
del límite del mundo,
con mis letras borradas por las flores.
Pero un árbol,
sólo uno en su sitio bastaría
para situar sin miedo la otra tierra.



Momento

Por un instante
se han detenido las maquinas
me han abandonado las fuerzas
me he entregado a mi sombra
a la culpa cripta oscura
de ser Amanda escrita
fatigada entre
las letras asfixiantes

¿dónde se abren
las pulsaciones, los ritmos
las descargas eléctricas?
la tormenta ronda el cielo
la tierra espera paciente
la sacudida
y yo aguardo
un golpe de tiempo.

Amanda Berenguer
Uruguay