domingo, 7 de diciembre de 2014

EL INVITADO: BRUNO NANTI. POETA.


Bruno Nanti, Argentina 1987.
Estudio Licenciatura en Publicidad en la Universidad de Palermo.
Vive en México.

Poeta de  los medios virtuales.


http://www.comasuspensivos.com.mx/author/bruno/

                                                   POEMAS DE BRUNO NANTI

El día llegará y me cansaré
de que el tipo del espejo
no me mire a los ojos.

Con la decisión afilada en la mano
y los ojos espumantes
me perseguiré por los laberintos de lo que fui,
impulsado incansable por la furia ciega del rencor fresco
recién parido.
No tendré donde esconderme de mi.
¡Ay cuando dé conmigo!
Ni bien me alcance y por detrás
con la agilidad del nagual me haré trastabillar;
me veré caer, lloriquear y arrastrarme
con el más sádico placer.
Entonces, cuando me tenga en el suelo
rendido, abandonado
precipitaré un puño inefable en la sien,
me oiré rogarme piedad,
ungidos de sangre los dientes y la mirada
y me haré el sordo.
Vengaré con un nudillo cada minuto
perdido en ser lo que no soy,
en defender lo que me dijeron que era.

Entonces sonreiré,
apoyaré el acero
contra mi nuca desnuda
y de una sola estocada brutal
divorciaré las vertebras
con un CRAC definitivo.

Cuando me enfríe, cuando me pudra,
cuando la sangre se seque
dentro y fuera de la piel
me calmaré.

Y cuando esté pero bien muerto
y olvidado,
ahí sí
naceré.

Nuda mai

Botón a botón,
hebilla tras hebilla,
noche sobre noche
la observé despojarse de toda prenda,
una a una,
cual margarita mecánica.

Y cada mañana, antes del alba,
escudriñe en el suelo el cenicero de sus telas caídas
ansiando,
entre faldas fugaces y lencería lunar,
encontrarme sus miedos,
saber que al fin se los había podido
o querido
quitar.

Hicimos y deshicimos el amor
dos millones de veces,
pero jamás la vi desnuda.


Fui tu fruta niña
aunque creas no recordarlo.

Solté el abrazo fresco de mi rama
sabiendo que en la cima del viento
me interceptaría tu mano.

Y fui tu fruta.
Fue mi jugo el que rodó por tu barbilla,
fue mi pulpa la que encandiló tu lengua,
fueron mis dulzores de otoño
los que alborotaron tu sangre
y fue mi semilla la que acampó con mariposas
en tu barriga albina.

Fui tu fruta lo que duró la luna.

Luego soltaste en el recodo mi cáscara,
pero yo ya te montaba por dentro.

Creíste deponerme en un rincón deshabitado.
Quisiste abandonarte de mi,
abortar de tu boca mi azúcar,
fusilar mi nombre con silencios de plomo,
pero fue mi cuna tu guano de olvido aviar.

Me acostumbraste a resucitar en tu roña.
Ahora es tarde;
ya no sé morir.

Y en esa esquina muda
donde callaste mi epitafio
acabé germinando.

Aún te oigo caminar, niña,
liviana de mis colores,
y sé que mañana volverás por este barrio,
tan como si nada.
Apoyarás tu espalda a la vera de mi tronco inmortal
y cerrarás los ojos en el refugio de sol
que sin rencor te lloverán mis hojas,
porque te juré mi luz y mi sombra,
y no me olvido, aunque quieras.

Soñaste que me matabas,
como aún soñarás no recordarme.
Te pido perdón, mi niña voraz,
no es terquedad, es ignorancia.

Desde tu vientre,
ya no sé morir.

Bruno Nanti

martes, 2 de diciembre de 2014

EL INVITADO: FABIAN PAZ. POETA.


Fabian Paz, Cali, Colombia.
Estudiante de artes plásticas en el Instituto Popular de Cultura de Cali, y de Bellas Artes en la Academia de artes Fábula en Bogotá.

Integrante de los Colectivos Literarios Los Inadaptados y La Sociedad Perdida.
Participa en la Revista Virtual dedicada al Nadaismo,  Cementerio Exquisito

Ha participado en varios encuentros literarios.


http://lecturasurgentesdepoesiavalledelcauca.blogspot.com/2013/10/x-lecturas-urgentes-de-poesia-
valle-del.html

http://neonadaismo2011.blogspot.com/2014/10/poemas-de-fabian-paz.html

                                                POEMAS DE FABIAN PAZ
                                                         Cadavre Exquis

Introducción

La poesía, mi primer alejamiento de la civilización;
quédense con su religión tecnológica y sus bombas atómicas
y su alimento transgénico y sus miedos y sus silencios y sus conformismos
y sus trabajos benditos y su educación de martillo y su moral mojigata
y sus trajes de moda y con su dinero santo, quédense con todo y con nada!

Transversal

Dicen por estos días
que Cali está peligrosa,
cada día se asesina un silencio;
culpan a los poetas del vecindario
que beben el infinito con su sed.

En la metropolitana soledad
de mis zapatos salgo a buscarte
y me pierdo en el calvario de tu sombra,
a los 70 duendes de tu sexo
subo por la colina,
por la calle del muerto
voy en busca de tu regreso,
por la calle del crak
voy por un poco de tus tormentos,
por un poco del licor adulterado de tus besos.

Tus recuerdos son ruinas
habitadas por mis indigentes pasiones,
transeúntes miran entre sus bolsillos
la fortuna de la nada
mientras los parques cruelmente
juegan con los niños y tu ausencia,
llega la mañana... regreso al vecindario.

Vitriolo

Para ti estas palabras desnudas y silenciosas
como un diálogo íntimo y nocturno,
oculta entre las piedras y el fuego
me recuerdas esta soledad
en el mundo, alegre y vibrante,
la memoria del horror y la esperanza,
el sabor de la  piel y su tristeza.

Honda nostalgia como un cadáver fresco
que desgarra del alma llantos,
sueña, sueña, sueña...
ahora que puedes morir.

Fabian Paz
Cali

EL INVITADO: MAURICIO RODRIGUEZ. POETA


Mauricio Rodriguez, Cali, 1983.
Estudió Filosofía y Humanidades en la Universidad de la Salle.
La mayoría de sus poemas son de corte social.
Poemas suyos figuran en la antología El rayo que no cesa de la editorial Cuervo de papel y en los medios virtuales.


                                             
                                            POEMAS DE MAURICIO RODRIGUEZ

El hueco y yo

Entender la nada a veces es entenderlo todo!
querer ser algo es como ser nada!

Acá está el hueco
acá estoy yo!

Estoy en la nada
y esta nada me amarra
me introduce una sonda en el alma
y la inyecta con altas dosis de melancolía y tristezas,
solo e incomprendido
encuentro motivos
para entender el vacío.

Fantasías con un fantasma

Estábamos en la sala de nuestras alcobas
el silencio rondaba nuestras caras.

Seriamos humanos que por naturaleza interactuarían.

Un beso, una caricia
un olor fresco,
sagrado...
jazmín que sale de tus labios.

Un aroma lánguido y prófugo, invade el alma, alegra la vida
se esparce por los rincones del cuarto.

Besos, caricias, alegrías.

Te siento mía, a pesar de no encontrar tu rostro
perderme en tu esfinge y soñar al mismo tiempo con tu alegría.
Te imagino, te agarro, te vuelvo mía...

Solitario me acompaño en los sueños de la fantasía.

En una sala tú y yo
como partículas atómicas
se atrae la energía.

Solos en el silencio de la casa
sueño con penetrarte; en tocar tus senos firmes y rosados
besar tus mejillas y tus cuatro labios.

No sé quien eres; pero eres lo que esperaba y no te tengo.

Eres como la alegre espera de la nada
sin ilusiones ni desdichas.

Mauricio Rodriguez
Bogotá

lunes, 24 de noviembre de 2014

EL INVITADO: ANTONIO AGUDELO. POETA


Antonio Aguelo, Villaviciosa, Córdoba, España, 1968. Es poeta, antólogo y ensayista. Estudió en la Universidad Laboral de Córdoba y miembro del Laboratorio de Creación Literaria.

Dentro de su quehacer poético ha ofrecido conferencias y lecturas poéticas en Madrid, Barcelona, Ibiza y Córdoba, participa en los ciclos Citas Literarias organizado por la Diputación Cordobesa, y Letras Capitales del Centro Andaluz del Libro.

Publicaciones:

Poemas de amor y muerte, 1997
El sueño de Ibiza, 2008
Antología Paisajes Corchúos
XXV años de literatura popular de Villaviciosa, 2009 (Diputación Provincial)
La Central Térmica. Haikus, 2012 (Ediciones depapel)
Madreagua, 2012 (Ediciones depapel)


http://aagudelomartinez.blogspot.com.es/


                                                POEMAS DE ANTONIO AGUDELO

LA TARDE era una red, dorada y verde,
sobre el azul tranquilo de las aguas,
cuando los peces lúbricos saltaban
por el aro del sol como los tigres.

La playa era polvo de diamantes.
La gaviota era ola que se acerca.
Su cuerpo,
un gajo de naranja entre los labios,
el zumo que rebosa de la copa.

Hubo un instante,
en que el viaje de fuera y el de dentro coincidían,
como el deslumbramiento de abrirse una flor.

Un fuego blanco, casi espuma, mar.

Sin por exceso

Nadie vio las dos caras de la luna.
Nadie vio los rostros amados en la unión
del negro vértigo y la dicha de ser. Nadie,
si vas con mucho amor te dora el aire,
la pulsación de su voz única.

¿Quién canta las delicias que soñamos?
¿Quién nos cambia de sitio el corazón?
La belleza es el ángel caído que respira en tu espalda,
existe y no existe en los astros.
En la casa de las palabras blancas
hay rostros que se fueron sin decir adiós.

De Madreagua

Antonio Agudelo
España

domingo, 23 de noviembre de 2014

EL INVITADO: JUAN ANDRÉS GUTIERREZ. POETA


Juan Andrés Gutierrez, licenciado en educación artística, gestor cultural independiente, ha sido publicado en diversas revistas y gacetas culturales y ha participado en varios Encuentros Literarios.


http://juanandresgutierrez.es.tl/

https://www.poeticous.com/juan-andres-gutierrez?locale=es

                                POEMAS DE JUAN ANDRÉS GUTIERREZ


Tú y tu imagen

no te acerques
no puedo amarte
he creado de ti una imagen tan fina,
un ensueño tan fuerte,
que tu has desaparecido.

Ahora vienes saltando la verja
arrojando calabazas
mientras los esclavos
cortan los racimos de algodón

Vienes de la tumba fría
del silencio engullido
en las bocas de caracoles,
de acometer los tronos,
de vencer a Napoleón,
de esclavizar a japón,
te divierten los canastos pesados
de los hombres,
los sombreros coreanos,
los cometas que traspasan
el cielo y no son divisados
por radares ni ojo humano

Ya no existes,
no trates de robarme tu imagen,
tu presencia,
tu suspiro,
tu sueño,
es lo único que queda
de ti en mi

No trates de robarme,
te he mantenido viva
en una caja de químicos
de transmisores,
de axones y neuronas,
en un mar de ideas,
en un islote Estás tú

Sigues viva,
no vuelvas,
no vengas,
serás como un meteoro
que amenaza la tierra,
alguna de las dos me reclamará.
Tú o tu imagen,
y te prefiero inmortal,
y bella,
estancada en tu joven edad

Paseando por donde quiera,
por el casón,
por la viña ,
viajando

De ti escribo
día a día
algunas veces
has nacido,
has sido reina,
has sido esclava,
has sido amante,
tú en un rincón,
en un vacío vives en mi,
algunas veces has muerto

Pero por hoy
no trates de robarme
tu imagen
es lo único que queda de ti en mi.


Pobre amor

Pobre amor,
la esperanza ahogada en un tonel de lágrimas
que emergen como pompas hacia el vértice de luz,
de pupilas que se abren como una camelia de otoño.

A regañadientes marchan las penas con levitas rosadas
abultadas hombreras y prendedores en forma de
escarabajo,
el bordado de sus arandelas es bordado por hilos rojos
con bucles dorados en cada extremo

los días en que mis penas posaron en negra cabellera,
oscura,más que el carbón y el tiritar de las piedras
en los estanques de arabia.

el rostro blanco, cálido,
las pupilas cuajadas,
el pecho desnudo
y el sudoroso espasmo en la noche lubrica

amor mio, amor, crece, envejece
en las níveas manos de la esfinge están mis penas,
ellas tienen aroma de ajenjo,
perfumadas en alquitrán
pasean como un arlequín
con su boina bufonesca.
¡amor, amor, duerme, duerme!

Juan Andrés Gutierrez
Bogotá


viernes, 21 de noviembre de 2014

EL INVITADO: DANIEL ORTEGA. POETA


Daniel Ortega, México, 1983.

Poeta, creador y fundador del grupo literario Poeticum 


http://www.poeticum.com/


                                                POEMAS DE DANIEL ORTEGA


Aquello que no eras tú

Me enamoré de todo eso que no eres tú
y yo que cuando amo lo soy todo,
me vuelvo fuego frío que se apaga con el viento
y suspiro y me quedo quieto,
y puedo soñar y dormir a la vez.
Te aposté la última luna
la que me había guardado en los bolsillos,
me convertí en Adán
y cedí fácilmente al envenenamiento,
y me escondí de Dios y te amé
tocándote con una mano
con esa con la que no escribo
con la que únicamente ocupo para ti.
Me enamoré de tu cielo perdido,
donde vivías perdida tú,
creyendo besarte y envolviéndome  contigo,
pero eran mis manos las que solas
atravesaban mi espalda llenándome de caricias.
No fuiste más que una cama vacía
y estúpidas risas,
no fui más que el parking de un corazón mal estacionado,
equivocado y perdido.
Sabrás que a pesar de todo
aún te escribo y me cuento historias
de todo aquello que jamás  podrá ser.

Sexo de despedida

Nos acostamos olvidándonos del sueño,
entrecruzando las piernas bruscamente
procurando despertar al silencio,
empuñando los labios al cuello
sabiendo de despedidas imprevistas.

Los recuerdos atados nos empujaban al vacío,
hechizados volcamos océanos sobre las sábanas,
brillaban luces escasas en la habitación
como velas de iglesia a punto de morir
desencajándolo todo.

El pulso de las horas se podía sentir en los latidos del sexo,
las avenidas del cuerpo eran relojes de arena puestos al revés,
éramos arrollados por centenares de bestias
provocando estruendos con la ropa al caer
ahuyentando al amor ciego, tiritando de frío.

Ya no se veía la vida
sin embargo continuaba hincado
bajo tu sexo suave
tenue
entre el caramelo de tus senos.

Amordazado el corazón con los dedos,
haciendo menos las tristezas
y mayor la desolación,
había tantas palabras vacías
que desmentían cualquier intento de verdad.

Daniel Ortega
México

martes, 18 de noviembre de 2014

EL INVITADO: SALVADOR PLIEGO. POETA


Salvador Pliego. Poeta mexicano con estudios en Antropología Social y una Maestría en Sistemas de Computación.
Su quehacer literario comenzó en el 2005 desde entonces ha publicado más de 20 libros.

Ha participado activamente en varios encuentros literarios y poéticos a lo largo del continente americano, su trabajo ha sido reconocido y premiado en varios certámenes de poesía.


http://salvadorpliego.wordpress.com/biografia/


                                    POEMAS DE SALVADOR PLIEGO

Estrategias 

Entiendo tu tregua de silencios cuando callas;
entiendo, igual, tu boca y el gesto que no hablas:
como una campanada son, como una sórdida muralla.

Dame guerra en tus ojos preciosos de batalla,
con una estratagema de pureza hacia tu lengua.
Y cuando empiece la contienda,
no habrá victoria,
sólo una lis en tu alma y en tu boca,
que para ganarte el corazón tengo mil rosas
y todas quieren besarte en la boca.

Crepúsculo

¿Eres el cielo? -Le pregunté.
A veces - Me respondió.
Apagué entonces la luz
y clavé en ella mis ojos para ver el amanecer.

Profesión jardinero

-¿Qué se requiere para ser jardinero?
-Las flores...
-Bueno, me refiero a que si se necesita de un conocimiento especial para practicar la jardinería. Por ejemplo, el abogado necesita conocer las leyes y estudiarlas profundamente para poder ejercer su profesión. El ingeniero requiere del conocimiento de la construcción, de los materiales: saber de su fortaleza o flexibilidad para hacer edificios, caminos, puentes...

Entonces ¿qué se necesita para ser jardinero?
-Las flores... ¡Es todo lo que se requiere! Por encima de ellas está el cielo; por debajo, el corazón.  Por eso es todo lo que se necesita.

La inmensidad de lo pequeño

-Te veo muy feliz hoy. ¿Qué ha sucedido?
-Nada, que hoy me rozó una flor con sus pétalos... A veces, es todo lo que mis sentimientos necesitan.

Salvador Pliego 
México




viernes, 7 de noviembre de 2014

FARIÑA


                                                         SOLEDAD FARIÑA 
                                                                  CHILE 
                                                                    1943

Hoy

digo a este aliento
te abrazaré en mi pupila
te nombraré en el hueco vacío y
húmedo
de mi pecho enconado


al borde de ese vértigo
caminaré por el filo
de tu mirada blanca
bajo la lluvia
tenue
de este cardumen blanco
pronto a saltar de mi boca


Frente al espejo

                                                                           a Blanca Varela, poeta peruana

ahueca el pelo lentamente
y se dice palabras al oído

(ácidas    rojas)

deslumbrante se viste de jirones
el ojo fijo en la otra
del espejo

se raspa el corazón con un rastrillo
que robó del jardín de su Edén
y recuerda el vals de su   Edén


engulle las palabras
que le sobran

su vacío permite un gemido
al animal         paralizado
ante el rencor del enjambre


detención      para tomar resuello
lucidez          que sube de la sombra
a tajear lo indecible:

el horror   el temor            el lienzo blanco
a horcajadas


en el canto sagrado


Soledad Fariño
Antofagasta, Chile 

KALTSIDOU


                                                      GEORGIA KALTSIDOU
                                                                GRECIA
                                                                    1961

Orfeo

Llevo la tempestad
en mi alma
que arrasa a su paso
mármoles rotos

En la médula cantos
de otros tiempos

Y el llanto de Orfeo


Mirada

¡Qué confuso es
el fondo del ojo
del hombre!

Es el único
de la creación
cuya descripción
tiene que modificar
el diccionario
todos los años

Odia la vida
y teme la muerte
rechaza la guerra
y no vive en paz

Jura en nombre
de la verdad
con palabras
carentes de fidelidad

Y se entristece
porque no se descubre
la claridad en su mirada
cuando está llena
de corazón


Otros tiempos

Eres un muerto erguido
entre los vivos de tu tiempo
y ellos no se dan cuenta

Yo en cambio
acompañada de los escritos
de otros tiempos
permanezco aún viva
por aquellos muertos
emergidos
de las muertas páginas
de la vida olvidada.

Georgia Kaltsidou
Grecia/Bogotá 

http://www.poesiabogota.org/?p=3484


martes, 7 de octubre de 2014

POEMAS: ROBERTO ABAD JORDÁN




El albatros gira en redondo y cae sobre las semejanzas del agua
          cómo podría yo decir lo que significa el sol
si las balsas y las horas vacilantes
                                                                      retumban en círculos infinitos




                                    Llega el juramento de la noche y el silencio ritual
                        el mar interpretado se divide entre velos y aguas


              ya no distingo la respiración de una mujer dormida de una barca que parte


Llamar a la noche    llamar a esas raíces hirvientes de las arenas
un puñado de barro                    una palabra que yo le debía al mar


             caen suaves reminiscencias de la memoria sobre las orillas y el cardo
   brotaba el agua de los significados    un jarro de arcilla contenía al mar entero

      

                                                                                         Roberto Abad Jordán
                                                                                                         Lima, Perú

viernes, 12 de septiembre de 2014

LA INVITADA: STEPHANIE ALCANTAR. ESCRITORA


Stephanie Alcantar (Illinois, EUA/Durango, México, 1990)

Es poeta, narradora y ensayista. Licenciada en Matemáticas Aplicadas de la UJED y Becaria del PECDA en el área de poesía.

Autora de los libros:

Los lirios contarán cuentos de hadas (2008,2009)
La incertidumbre también tuvo infancia (2009, Premio Estatal de Poesía Olga Arias (2008) traducido al polaco

Obtuvo segundo lugar en el Concurso Internacional Caminos de la Libertad con el poema "Si libertad fuera una palabra"

Su obra figura en diversas antologías y revistas literarias.



                                             POEMAS DE STEPHANIE ALCANTAR

Nómbrame 

Escribe mi nombre para salvarme
con la sal que se adhiere a los barcos
con el murmullo de fantasmas que no has visto.
Sostenme con la forma de la espera
con un clavo vencido que haya sujetado una sombra
detén mi nombre contra  la puerta
para no salir
        en forma de  poema

                        como el vuelo de la gaviota.

Declaración de vuelo

He visto tus ojos
quedarse desnudos para dormir
he tocado tu sombra
cerca de un acantilado de silencios
y nada se compara
con la golondrina que salió de tus labios
el día que dijiste que era suficiente.

Arbitrio

Acostumbrar el llanto:
poner el ojo sobre la llaga
                              y obligarlo a derramarse.

Stephanie Alcantar
EUA, México

viernes, 5 de septiembre de 2014

POEMAS POR CIUDAD JUÁREZ


                                                POEMAS POR CIUDAD JUÁREZ




                                         http://escritoresporciudadjuarez.blogspot.com/



La vida era todo lo que teníamos
todo lo que estaba delante de nosotros
lo que abarcaban nuestras manos.

La vida

                                            no estaba rota.



Agradezco a mis pies haberme sostenido
por no quejarse
mostrarme los caminos
esquivar las piedras
soportar el dolor de mis pasos
de mis días
                                aguantar mi peso muerto.



Muchacha déjame adivinar tu nombre;
Ha de ser de aire que llene el espacio bajo las alas
tierno para nombrar la luna
suave, de murmullos y destellos.
                                  Muchacha un nombre que me abrigue el alma.


 
Qué pasará con el tiempo que no nos dimos
en qué árbol retoñarán las hojas arrancadas
quién le dirá a mi madre que he muerto
quién abrazará a mi padre.

                                Hacia dónde sopla el viento
                                                       



Dios ablanda el barro con sus manos duras
moldea cántaros donde recoger la lluvia
tinajas para guardar el vino
tazas para servir la leche
platos donde cortará la carne.


                               Cuece imperfectos hombres de barro
                               que harán la guerra
                               el amor.
                             

Ruega Dios que las creaturas
resistan la voracidad del tiempo.



El amor aún en contra de la voluntad
y el destino
nos atravesará con su filo
marcará el alma con hierro caliente
abrirá heridas que no sanen nunca.

                        Nos quitará la vida de un tajo
                        o suave sin que nos demos cuenta.



Sergio Antonio Chiappe
Bogotá

martes, 2 de septiembre de 2014

EIELSON


                                               JORGE EDUARDO EIELSON
                                                                 PERÚ
                                                             1924-2006

Ceremonia solitaria bajo la luz de la luna

La masturbación es un caballo blanco
galopando entre el jardín
y el baño de mi casa
La masturbación se aprende
mirando y mirando la luna
abriendo y cerrando puertas
sin darse cuenta que la entrada y la salida
nunca han existido
jugando con la desesperación
y el terciopelo negro
mordiendo y arañando el firmamento
levantando torres de palabras
o dirigiendo el pequeño pene oscuro
posiblemente hacia al alba
o hacia una esfera de mármol tibio y mojado
o en el peor de los casos
hacia una hoja de papel como ésta
pero escribiendo tan sólo la palabra
luna
en una esquina
pero sobre todo
haciendo espuma de la noche a la mañana
incluidos sábado y domingo

De "Ceremonia solitaria" Roma, 1964

Ceremonia solitaria en compañía de tu cuerpo

Penetro tu cuerpo tu cuerpo
de carne penetro me hundo
entre tu lengua y tu mirada pura
primero con mis ojos
con mi corazón con mis labios
luego con mi soledad
con mis huesos y con mi glande
entro y salgo de tu cuerpo
como si fuera un espejo
atravieso pelos y quejidos
no sé cuál es tu piel y cuál es la mía
cuál mi esqueleto y cuál el tuyo
tu sangre brilla en mis arterias
semejante a un lucero
mis brazos y tus brazos son los brazos
de una estrella que se multiplica
y que nos llena de ternura
somos un animal que se enamora
mitad ceniza mitad latido
un puñado de tierra que respira
de incandescentes materias
que jadean y que gozan
y que jamás reposan.

De "Ceremonia solitaria" Roma,1964



Cuerpo enamorado

Miro mi sexo con ternura
toco la punta de mi cuerpo enamorado
y no soy yo que veo sino el otro
el mismo mono milenario
que se refleja en en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
mi espesa barba y mi tristeza
mis pantalones grises y la lluvia
miro mi sexo con ternura
mi glande puro y mis testículos
repletos de amargura
y no soy yo que sufre sino el otro
el mismo mono milenario
que se refleja en el espejo y llora.

De "Noche oscura del cuerpo" Roma, 1955

En el corazón del otoño

Este taller dorado, señora,
si usted suelta sus cabellos,
su corsé, sus abundantes senos,
arderá. La muerte vestida,
calavera de viejo sombrero,
con plumas de pato en la nuca,
vendrá, si usted llora, señora,
desnuda en el bosque, si llora.
Hermosa señora, qué viento,
qué viejo ya el día, las flores,
la cera y el vino, sus ojos, señora.
Este taller dorado, señora, es el otoño.

De "Doble diamante" Lima, 1947

Jorge Eduardo Eielson
Perú


LA INVITADA ARACELI OTAMENDI. ESCRITORA


Araceli Otamendi, Quilmes, Argentina. Vive en Buenos Aires.
Es escritora, periodista y gestora cultural.
Directora de las revistas digitales Archivos del Sur y Barco de papel.
Participó en varios talleres literarios, donde estudió literatura inglesa y norteamericana, también realizó cursos de guión de cine, dramaturgia y pintura.

Ha publicado la novela policial Pájaros debajo de la piel y cerveza, que ganó el premio Fundación El Libro-Edenor, 1994, en el marco de la XX Feria internacional del libro de Buenos Aires.

Ha sido publicada en diversas revistas culturales y académicas, sitios y revistas web y periódicos tanto de Argentina como de otros países. Como periodista trabajó en distintos medios de la Argentina: revista La Maga, El Grito, Cultura Segunda Época, entre otras.

Ha dictado diversos talleres literarios y ha sido jurado en varios certámenes de escritores.


http://revistaarchivosdelsur.blogspot.com/
http://revistaarchivosdelsur.blogspot.com/p/araceli-otamendi-escritora-y-periodista.html

                                        POEMA DE ARACELI OTAMENDI

          Heráclito

         Estoy hecha de barro,
         vivo en una vasija,
         y el agua pasa...

                                                  Los pájaros son extraños

Hace un tiempo una paloma torcaza hizo un nido en una de las macetas con plantas de mi balcón. Como me gusta observar la naturaleza, me dediqué durante unos días a mirar, de a ratos, cuando estaba en casa, cómo la paloma empollaba los dos huevos que había puesto. No duró mucho, porque mi gato también la había visto y espantó a la paloma a "manotazos" contra el vidrio de la ventana que separa el living del balcón. Hubo también una tormenta fuerte, y atribuí a las dos cosas; los temibles gestos del gato y al viento y el agua, que la paloma no hubiera vuelto.
Saqué los huevos del nido y los tiré. Me dio un poco de pena, porque el trabajo anterior de la paloma, los días que había estado ahí dándole calor a las futuras crías se habían perdido. Pero el nido quedó intacto, lo dejé tal como estaba.
Hace unos pocos días vino una paloma también torcaza al mismo lugar de antes, puso un huevo y lo dejó en el nido. Seguramente el gato la vio y la espantó o ella lo vio y se fue. No lo sé, porque no tuve tiempo de estar observando mucho. Pero lo notable es que el otro día encontré el huevo sin el nido, es decir, las palomas que estuvieron después caminando por la baranda del balcón se fueron llevando las ramitas a otra parte. Como no llevo la contabilidad de las veces que los pájaros vienen a mi balcón porque sólo estoy de a ratos, no sé qué es lo que pasó, si las palomas son las mismas de siempre o son otras, ni tampoco si alguna tiene el dato de que en esa maceta había un nido.

Araceli Otamendi
Argentina  

sábado, 30 de agosto de 2014

EL INVITADO: JAVIER MOYANO. ESCRITOR.


Javier Moyano es fundador y director de RABIARTE (Colectivo de escritores y destructores de vitrales),
tallerista  de literatura y teatro, coordinador del grupo experimental SIN.ISMO.

Ha ganado concursos distritales y nacionales de literatura.

Títulos aún no publicados:

Consuelos y consoladores, recopilatorio cuento corto y poesía 2005
El amor es más fuerte pero no siempre suficiente
Canciones de revolución y buscando América en ciudad nadie (colección de cuentos ganadores del concurso nacional de cuento Che lo llenas todo con tu presencia 2007
Hoyos negros, historias y canciones para dormir en una tina (2007)

Columnista de la revista La hojarasca y el periódico Periferia, prensa alternativa. Colabora habitualmente en paginas de Internet especializadas en literatura.

http://rabiarteltda.blogspot.com/


                                                   POEMAS DE JAVIER MOYANO

¿El vaso está medio lleno o medio vacío?

Si tiene alcohol no hay duda ¡está medio vacío!
Sin salida de emergencia
devoro mis pesadillas en la cueva
Sin oxígeno suficiente
enveneno mi alma por la ruta de los pulmones
Sin agua o alimento
incinero los torpes poemas que escupo
Sin tu abrazo
me dejo caer.

My way
(tal vez algún día)

Tal vez algún día me gane la lotería, con el dinero obtenido compraré una gran mansión donde me pierda,
tendré una gran piscina llena de cerveza, una limosina, unas cuantas rubias sis sesos pero con grandes senos,
drogas y vinos finos, un jet para ir a cagar a París, un reproductor de música que truene hasta la luna, le pagaré a cincuenta desgraciados que no hayan ganado la lotería para que llenen mi panza y mi nariz, compraré un misil a los gringos y otro a los soviéticos, mandaré a vivir a mis parientes a Australia y los olvidaré, también se me antoja comprar algunas joyas de Colombia o de África, me haré a una revista o un periódico, haré que los cerdos "periodistas" que trabajen para mi inventen de mi figura un mito, le pagaré a gente para que diga que soy genial, agrandaré mi pequeño pene, me operaré los labios y me broncearé artificialmente, montaré una whiskería rock, seré estrella de rock, capitularé con mi madre, aseguraré mi ombligo, contrataré médicos para que me llenen de medicamentos para no envejecer. Tal vez algún día, seré yo.

Pero mientras tanto evitaré comprar boletos de lotería, y disfrutaré de los Buenos aires a tu lado.
Yes, it was my way.


Javier Moyano
Colombia

lunes, 25 de agosto de 2014

EL INVITADO: LUIS HERNANDO GUERRA TOVAR. POETA


Luis Herrnando Guerra Tovar (Armero-Guayabal, Tolima, 1954) 
Poeta y ensayista.
Abogado procesalista de la Universidad Libre.

Publicaciones:

Pájaro azul (1994)
La noche del árbol (Sociedad de la Imaginación, 1998)
Ciega luz (Común presencia, 2004)
Sombra embestida (Colección Los Conjurados, 2007)
En la curva del río, Antología (Colección Viernes de Poesía, Universidad Nacional de Colombia, 2009)
Antología de la poesía colombiana (Editorial El perro y la rana, Venezuela, 2008)

Es colaborador de la Revista Literaria La Pájara Pinta de España y de los periódicos El nuevo día y Con-fabulación  de Colombia. 

Su poesía y ensayos se publican en periódicos y revistas de Colombia e Hispanoamérica.


                                     POEMAS DE LUIS HERNANDO GUERRA TOVAR

Thanatos

La noche, la soga, el cuchillo,
el poema.
La sombra, el nudo, el filo,
la palabra.
Si condenados a morir, ¿importa el verdugo?

Acecho

Desde algún rincón de la sombra
con sus ojos de gato
el silencio acecha mi presencia.

Presa fácil
en esta comunión del grito.

La herida del fuego

                                                A Raúl Gómez Jattin,
                                                                en memoria

Pequeña sombra
que habita el centro de la llama
fisura del verbo
prolongación del abismo
eterna llaga de la luz

Luis Hernando Guerra Tovar
Colombia

jueves, 14 de agosto de 2014

LIZALDE


                                                     EDUARDO LIZALDE
                                                             MÉXICO
                                                                 1929

Amor

La regla es ésta:
dar lo absolutamente imprescindible,
obtener lo más,
nunca bajar la guardia,
meter el jab a tiempo,
no ceder,
y no pelear en corto,
no entregarse en ninguna circunstancia
ni cambiar golpes con la ceja herida;
jamás decir "te amo", en serio,
al contrincante.
Es el mejor camino
para ser eternamente desgraciado
y triunfador
sin riesgos aparentes.

Vaca y niña

Los niños de las ciudades
conocen bien el mar,
mas no la tierra.
La niña que no había visto,
nunca, una vaca
se la encontró en el prado
y le gustó.
La vaca no sonreía
-está contra sus costumbres-
La niña se le acercó, pasos menudos,
como a una fuente materna
de leche y miel y cebada.
La vaca a su vez,
rumiando dulce pastura,
miró a la pequeña triste,
como a un becerro perdido,
y la saludó contenta:
la cola en alta alegría,
látigo amable
que festejaban las moscas.

De "La zorra enferma" 1974


El perro

Éste es un perro.
Una criatura que se ignora.
No sabe
que pertenece a una clase
-de cosa o bestia-,
ignora que la palabra perro
no lo designa a él en especial;
cree que se llama perro,
cree que se llama hombre,
cree que se llama "ven",
cree que se llama "muerde".

La mano en libertad

Escribir no es problema.
Miren flotar la pluma
por cualquier superficie.
Pero escribir con ella
-Montblanc, Parker, Pelikan-
sin mesa a mano, tinta suficiente
o postura correcta,
es imposible,
y a veces pernicioso.
Puedo escribir, señores,
con los ojos cubiertos,
vuelta la espalda al piso,
atadas las muñecas,
esparadrapo encima de los labios.
Puedo:
pero no garantizo el producto.

Eduardo Lizalde
México

miércoles, 13 de agosto de 2014

LA INVITADA: LAURA MERCHÁN SÁNCHEZ. POETA


Laura Merchán Sánchez, Bogotá 1989. Escritora emergente, profesional en filosofía con estudios adelantados de Filología alemana en la Universidad Nacional de Colombia. Autora de cuentos como Los Miedos de Rosa (Este verde país. Cuentos Colombianos. RELATA 2009), Maure (Revista Gavia Universidad Distrital 2014) y de ensayos como Escisión y Totalidad. Un acercamiento al concepto de Naturaleza en la filosofía de J.J Rousseau (Revista La ventana Universidad Nacional 2014).

Algunos de sus poemas fueron publicados en las Memorias de los talleres de Ojo en la tinta 2013 y actualmente trabaja en su primer poemario. 

Ha participado en los talleres de crónica y poesía de RELATA Red Nacional de Talleres de Literatura del Ministerio de Cultura, del colectivo de poesía  Los Impresentables-Literatura Emergente y es cofundadora de Hécate Colectivo.


                                          POEMAS DE LAURA MERCHÁN SÁNCHEZ

Comensal

Vuelvo cargando un cadáver que se enreda con las hojas
dejando en cada esquina pedazos de tela
como muestra mínima de piel.
En casa busco una mano
una oreja
un contacto
mientras luces ajenas estallan.

Quieren que vaya, que me siente
que extienda feliz mi cuerpo ante la mesa.
Consumirán mi cadáver
me entregarán otro
un cuerpo vivo
para que salga al mundo, de nuevo llena,
a buscar el hambre.

Casi a diario

Afuera los hombres separan huesos
se remueven
ajustan manecillas
sopesan los bolsillos
miden sus cinturas 
                       el ancho de su sombra.
Me refugio en la espera que no merezco.

El tiempo es fecha irreversible
y va trazando su horizonte en el abismo.
                                                                  Aún no caigo.

Laura Merchán Sánchez
Bogotá 



sábado, 9 de agosto de 2014

LINERO


                                                    FERNANDO LINERO
                                                            COLOMBIA
                                                                  1957

Cuarenta años

He vivido treitainueve años de mi vida
sin saber si he dicho lo que debía.
He necesitado cuarenta para entenderlo
y es como si por primera vez
pudiera contemplarme los pes
a través del agua transparente.

A la vida se entra solo

                                                                          "La palma que está en el patio
                                                                            nació sola, creció sola"
                                                                                              Nicolás Guillén

A la vida se entra solo.
Algunos con una camisa.
Otros con un racimo pero solos.
Bostezando o preñado de luz
cada cual con su tristeza.
Se entra sin saber qué se quiere,
qué se busca,
qué piezas encajan en el juego:
acaso los destellos del infortunio.
O  el recuerdo de una ciudad triste.
O la imagen de una madre
que espanta el calor y las moscas
del sueño de su hijo.
Breves de memoria y de olvido
como los niños que ahora repintan la rayuela.
Como el padre dormido.
Como el amigo que no volveremos a ver.
Cada cual con su tristeza.
Se entra y es ya un lugar del sueño.
Algunos con el corazón atiborrado de palabras.
Otros portando una copa amarga.
Algunos en el mes de los ahogados.
Otros cuando las primicias del ciruelo.
Cada cual con su propia confusión.
Todos con la misma soledad.

                                                                                  Para Augusto Cesar


La muerte de mi perro.

La respiración se le hizo difícil. Su mirada fue muriendo con el día
y aquí nos dejó pequeños ante la muerte, mirando afuera el atardecer:
ese oscuro hermano de la vida.


Poética

Todo lo que hacemos,
lo que sufrimos,
lo que gozamos
deja un eco,
una música a lo lejos.

Fernando Linero
Colombia

OROZCO


                                              ARMANDO OROZCO TOVAR
                                                           COLOMBIA
                                                                  1943

Desencuentro

Ya es hora de que pregunte por mí,
que me vaya con los ausentes,
que regrese con la lluvia.

Debo salir pronto a caminar,
pero no encuentro la calle
los escalones de mis piernas.

Sé que debo irme en los trenes,
amarillos del barro,
subirme en el polvo de mi corazón.

Presentimientos

Tengo miedo de los amigos
perdidos
entre el humo y el sueño.

Tengo miedo de los labios
que dejan en el aire
silbando el filo de un cuchillo.

Tengo miedo del paisaje
donde ya nadie habita
el desnudo río del recuerdo.

Tengo miedo del minuto
que nos hunde
en la oscura memoria de los sueños.

                                                     A María Mercedes Carranza


Suicida

El secreto guarda
el secreto
la esconde desnuda
entre su lámpara,
sobre el papel
es verso inacabado.

Lo llama en secreto
con un revólver en la mano.

Territorio

No puedo penetrar
al territorio de tu sueño.

Y huérfano me quedo afuera
cuando cierras la puerta.

¿Cómo será la habitación
donde te mueves?

¿El rostro de aquel,
que entre oscuros corredores,
te posee?

¿Quién duerme dentro de ti
como un tibio animal entre tus muslos?

Armando Orozco Tovar
Colombia

FUERZA DE LA PALABRA "MEMORIAS DE LA TIERRA"

  
                     V ENCUENTRO DE ESCRITORES FUERZA DE LA PALABRA
                                                 "Memorias de la tierra"


La primera hora del día

El alba asoma entre los cerros,
el gallo canta,
las flores abren,
el aroma del café fresco
inunda la estancia;
los hombres beben despacio
contemplan la llanura
a lo lejos las montañas
y tras de ellas el horizonte.

Es la primera hora del día
se encomiendan a Dios
y parten con sus sueños
a sembrar la tierra.


Cuando iban a lavar ropa al río

Las mujeres iban juntas a lavar ropa al río,
mataban la tarde contándose historias,
se echaban agua por encima y reían a carcajadas

las más jóvenes adivinaban rostros en las nubes,
se botaban boca arriba mirando el cielo,
suspiraban.

El río murmuraba entre las piedras cauce abajo,
el viento mecía las hojas.

Terminaban antes que la noche cubriera todo
y todo se hiciera oscuro;
recogían las totumas,
acomodaban las ropas mojadas en bateas
y juntas regresaban por el camino.

Cada vez más lejos
se escuchaba el murmullo del río.

A la mañana siguiente si alguna no aparecía
las demás mujeres se hacían la señal de la cruz
y con el credo en la boca exclamaban:
El Mohán se la llevó.



Páramo

Reino de niebla y silencio
por tus laderas el tiempo pasa despacio
recordando con nostalgia
los primeros días del mundo.

Serenos frailejones
arrullan la cuna de los dioses,
los ancestros duermen en tu tierra
profunda y oscura.

El cielo acaricia tu cumbre blanca,
el viento recorre tus caminos
como el amante que cierra los ojos.

Páramo, montaña vieja
formaste el temple de mi padre
y el temple del padre de mi padre

páramo de mis hijos,
santuario de las lágrimas
hoy te veo llorar.


El camino

El olvido cubre el camino,
el tiempo de la marchitez
tiñó las azucenas.

A lo lejos la casa en ruinas
es otro silencio.

Ya no se oye el canto de los pájaros,
sólo se siente al viento azotar las puertas
y gemir por entre las rendijas.

El bosque de árboles desnudos
añora la tibieza de los nidos:
yo soy como esos árboles
que envejecen con nostalgia.

La casa en ruinas
espera que le devuelva los días perdidos

pero yo soy como el camino
que el olvido va cubriendo.



Lamento

Soy la tierra,
a pesar de las heridas
aún respiro.

Has cortado tan profundo mi garganta
que ya no queda voz dentro de mi;
cercenaste mis alas,
arrasaste mis senos verdes,
profanaste mi vientre sagrado.

¡Hay tanta rabia en tu corazón Hijo mio!

Ya no me quedan lágrimas;
No hay consuelo para tanto dolor


Sergio Antonio Chiappe
Bogotá 


miércoles, 6 de agosto de 2014

OSPINA


                                                            WILLIAM OSPINA
                                                                  COLOMBIA
                                                                       1954

Ciervos

Sobre la luna hay muchos ciervos, pero sólo uno es rojo.
Los ciervos blancos querrían destruirlo, porque temen
que esa mancha sangrienta en la noche despierte a los demonios.

Pero los demonios sólo fingen dormir.


Nuestros muertos

No están en parte alguna,
ya son hierba y estrellas,
pero su sombra enturbia las palabras
y sólo a veces pasan por la mente,
vagan por nuestras almas, reclamando
lo que nunca les dimos.



Ciego

Como las sensitivas antenas del insecto
el báculo del ciego va explorando el espacio.
Es un rumor la tarde,
honduras y declives,
peligros que previene un cauteloso oído.
Para él está en las voces
la belleza que hallamos en los rostros,
la rosa está en el viento,
y en la alegría de los vendedores
la bruma roja que flota al oeste.

El geólogo

Aquí hubo un mar hace un millón de años.
El hombre no lo sabe, mas la piedra se acuerda.
Pártela: hay un cangrejo en sus entrañas,
todo de piedra ya, forma magnífica
que se negó a ser polvo.
Ante el peñasco y el guijarro, piensa
que acaso fueron seres dolorosos,
sangre y pulmones palpitantes.
Entre la ciega roca
y el trémolo extasiado de la salamandra
tan sólo hay tiempo.

Ellos son poderosos

No digas que tienes sed, porque te darán un vaso con tu sangre.
No digas que tienes hambre, porque te servirán tus dedos cortados.
No digas que tienes sueño, porque te coserán con hilo los párpados.
No digas que amas a alguien, porque te traerán su corazón putrefacto.
No digas que quieres al mundo, porque multiplicarán los incendios.
No digas que buscas a Dios, porque te llenarán de brasas la boca.
No digas que está bello el rocío que dulcemente cubre los campos,
porque en cada gota celeste inocularán pestilencia.

William Ospina 
Colombia

domingo, 3 de agosto de 2014

FUERZA DE LA PALABRA "RECUERDOS DE SANTA ROSA"

                           V ENCUENTRO DE ESCRITORES FUERZA DE LA PALABRA
                                                         "Memorias de la tierra"
                                                           
                                                                     Santa Rosa


La casa era de tapias blancas y ventanas de madera roja, alrededor del patio de limoneros se disponían 
los dormitorios, los largos corredores adornados con macetas de geranios y claveles daban entrada al
solar que era inmenso como el mundo.

La cocina era el lugar más bullicioso de la casa, las  mujeres madrugaban a encender la leña y a poner a 
hervir agua en las ollas. Santa Rosa siempre olía a café fresco.

La hacienda despertaba con el canto del gallo y el bramido de las vacas; el eco se esparcía por el valle.

Los hombres se encomendaban a Dios y partían temprano a los cultivos para dar inicio a la labranza.



                                                          El amparo de la ceiba


Corría el año 1948, y en la capital se daba el suceso que partiría en dos y para siempre la historia y el corazón de Colombia: El Bogotazo.

Mi madre, mi abuela y mi tía vivían en Santa Rosa, en el valle de San Juan, en algún lugar de las montañas del Tolima. Para llegar a Ibagué viajaban en mula hasta Rovira, tras tomar aire y guarapo esperaban un jeep carguero que por unos cuantos centavos las sacaba de aquel pueblo. Una vez en Ibagué había que alistarse para una larga jornada cuyo destino era Bogotá. Este periplo tardaba entre 5 a 6 días, y fue el recorrido que hizo el abuelo Abdonías -quien era el gamonal liberal de la región- para acudir a la  IX Conferencia Panamericana donde se urdía un plan orquestado por el gobierno de Estados Unidos para declarar al comunismo como una actividad fuera de la ley.

Antes de coger camino hacia Bogotá, los abuelos acordaron encontrarse en la hacienda, ya que a finales de ese marzo acababan de recoger la cosecha de café y tenían que hacerse cargo de vender la carga, por eso la abuela Mauricia dejó a mi mamá y a mi tía al cuidado de sus hermanas en la casona de la calle 26 y se dispuso a volver a Santa Rosa como lo habían convenido.

La Violencia la tomó por sorpresa en la soledad de la hacienda, no había peones ni mujeres, no había nadie, solos los bultos del grano apilados en la bodega para llevarlos a los centros de acopio. Ella ignoraba todo lo sucedido en la capital. En el Valle de San Juan siempre llegaban tarde.

Cuatro o cinco días después fue por boca del tonto Tobías que por un plato de guisantes y un guarapo soltaría la lengua: "Ay Señora Mauricia la vienen a matar!" fue lo primero que dijo.  Después del segundo guarapo contó que La Chusma se había fugado de las cárceles y que venía como una mala nube arrasando con todo lo que encontraba a su paso, y desafortunadamente la finca y la abuela se encontraban en medio de su camino.  Ella ese día esperó a que cayera la tarde y la oscuridad le diera ventaja, corrió a campo abierto con un costal, una veladora y con el rosario en la mano hasta la vieja ceiba cuyo tronco ahuecado le proporcionaría la única oportunidad de seguir con vida.  Como pudo se metió dentro de aquel hueco, tapó la entrada con el costal, encendió la veladora cubriendo con cuidado la llama para no ser descubierta, rogó para que creyeran que era una luciérnaga y se encomendó a la protección de los doce apóstoles de quienes siempre fue ferviente devota.

Durante toda la noche vio desfilar desde su escondite a la muchedumbre frenética blasfemando contra Dios y contra la patria. Tuvo que ser por intervención divina que esta gente pasó por Santa Rosa sin arrancar los geranios de las macetas, desmantelar puertas o ventanas, robarse los bultos de café o siquiera un sorbo de agua.

Sino hubiera sido por la advertencia de Tobías, el tronco ahuecado de la ceiba y la inmensa fe de la abuela, tal vez esa noche la historia de la familia habría tomado otro curso.



                                                            Dejando atrás Santa Rosa


Cuando la abuela salió de Santa Rosa lo hizo para no volver jamás.
Tomó a la tía Elsy de una mano y a mi mamá de la otra y con su dignidad y la precaria situación económica con que la dejó el abuelo se instaló en un humilde rancho a la orilla de un camino polvoriento. Para poder dormir tenían que estar totalmente agotadas para así no sentir la superficie dura de la barbacoa, la esterilla y la tierra seca.

El rancho estaba concebido para los jornaleros, escasamente protegía del sol y de la lluvia, desde allí los hombres cuidaban las reces que pastaban, mataban las noches zurrunguiando el tiple y contando historias de animas y aparecidos para alejar el sueño.

Fue una época demasiado dura. La abuela cosía por encargo e iba casa por casa llevando los pedidos y cobrando el trabajo. Cabe decir que las distancias en el campo son enormes. Mientras tanto las niñas crecían como podían.

Mauricia recibía la paga al final de la tarde y cuando por fín regresaba al rancho no tenía alaientos para salir de nuevo. Por lo general le decía a mi mamá " Mija vaya hasta la finca de los Carretero y traiga pan y panela para pasar la noche y entretener las tripas".
Ir hasta la finca de los Carretero demoraba unos quince minutos de ida y otros quince de vuelta, esto para una niña de siete años, en pleno campo y a las seis de la tarde era toda una eternidad. Mi mamá -pienso yo- tomaba estas caminatas por el campo como uno más de los juegos de la infancia.

Cuando ya había andado un largo trecho veía salir de los altos pastizales a un perro grande y negro que se hacía a su lado y la acompañaba por el resto del camino, lo que más recuerda ella es la fuerte respiración del animal. Cuando ya estaba cerca de la tienda y podía ver las luces de la casa el perro desaparecía.

En cierta ocasión en la que se encontraron la abuela y Doña Empera, esta última pregunta: Maura ¿quién es el jovencito que acompaña a la niña cuando viene por el mandado, él no es de por estos lados?
La abuela con una sonrisa y con la voz serena le contesta: Emperatriz cuándo me han quedado mal Dios y los doce apóstoles?



Sergio Antonio Chiappe
Bogotá